La primera línea de intervención en los casos de un trastorno por videojuegos es el tratamiento psicológico ambulatorio, que es importante que incluya a la persona afecta y a la familia.
Aunque los expertos coinciden en este aspecto, llama la atención en el último estudio de UNICEF el escaso nivel de supervisión que parecen estar ejerciendo madres y padres, no del todo conscientes de su papel como modelo en el uso de las pantallas