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Creo que mi hija hace un uso excesivo del móvil, ¿cómo puedo saber si tiene una adición al móvil?

Elena Flores Márquez
Elena Flores Márquez
Psicóloga clínica. Unidad de Conductas Adictivas del Adolescente. Área de Salud Mental
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona

Generalmente la instauración de la adicción es un proceso más o menos gradual que va desde los primeros contactos esporádicos, donde la persona experimenta aspectos placenteros que promueven su repetición (denominado reforzador positivo) hasta la necesidad de realizar la conducta una y otra vez con el fin de aliviar el malestar (denominado reforzador negativo).

También es importante tener en cuenta el momento evolutivo en la valoración. Donde, de manera natural, se dan cambios en las relaciones con iguales, en las familiares e incluso en las rutinas diarias como en los hábitos de sueño, por ejemplo. En los momentos iniciales de cualquier proceso patológico en el adolescente, puede ser difícil diferenciar entre la conducta adolescente normal y la que está provocada por una adicción incipiente. 

Así pues, las señales de alarma, en este caso, son pequeños cambios que el adolescente va incorporando de forma sutil pero continua y que, en un determinado momento, pasan de ser poco habituales y justificables tanto para él como para su entorno, a no serlo. Son todos aquellos indicadores que pueden evidenciarse en algunos de los siguientes puntos, debiendo presentarse de manera recurrente y sostenida en el tiempo:

  • Patrón de sueño alterado, secundario al cambio de hábitos en el dormir y en la disminución de las horas de sueño para realizar la conducta adictiva. Por ejemplo, se queda conectado por las noches, se acuesta tarde, por la mañana le cuesta mucho levantarse.
  • Patrón del apetito alterado, come rápido y mal para ganar tiempo, puede llegar a saltarse alguna comida.
  • Menos atención por la higiene, debiendo recordarle pautas de higiene básica que antes realizaba (cepillarse los dientes, ducharse, cambiarse de ropa).
  • Dejadez en aspectos importantes de su vida, motivado por el aumento del tiempo que ocupa con la conducta adictiva o preparándola. Pérdida de la noción del tiempo.
  • Cambio del estilo de ocio, cambio de intereses, de entorno.
  • Pérdida de amistades o del interés para verlas presencialmente. Solo tiene amigos en la red.
  • Cuando no puede realizar la conducta adictiva muestra irritabilidad o parece lánguido sin hacer nada, es capaz de estar estirado en la cama durante horas.
  • Estado de ánimo oscilante, tendencia a la tristeza, se muestra poco comunicativo, encerrado en su mundo, le molesta que le preguntes cosas sobre su día a día.
  • Rendimiento académico alterado, absentismo escolar, incremento de las notificaciones de actitud poco colaboradora o reprobatoria, aumento de los suspensos y las expulsiones de clase.
  • Demanda de productos o aplicaciones que tienen un coste económico, puede llegar a realizar hurtos, generalmente de pequeñas cantidades de dinero, y especialmente a la familia más cercana.
  • Elevada concentración o excitación por la actividad que le genera adicción, no respondiendo a estímulos externos (por ejemplo, no responde cuando se le llama, eleva la voz o usa vocabulario soez cuando interacciona con la pantalla, etc.)
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Elena Flores Márquez
Elena Flores Márquez
Psicóloga clínica. Unidad de Conductas Adictivas del Adolescente. Área de Salud Mental
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Alejandro Almansa
Alejandro Almansa
Educador
Educació per a l'Acció Crítica (EdPAC)