El suicidio en las personas jóvenes LGTBI+
Resumen
Las estadísticas muestran que los jóvenes LGBTI+ tienen una probabilidad hasta siete veces mayor de considerar e intentar el suicidio en comparación con sus pares cisheterosexuales, impactando especialmente en personas jóvenes trans*, no binaries y racializadas. Este aumento en la ideación suicida se vincula a la presión de la cisheteronormatividad y la respuesta social negativa a la diversidad de género y sexual, lo que Meyer identifica como un estrés particular de minorías. A pesar de que ser LGBTI+ no es una patología, las experiencias de discriminación y violencia contribuyen a tener problemas de salud mental y física. La intervención de figuras adultas aliadas y un cambio en la percepción y el tratamiento social pueden mejorar esta situación. Es importante promover un cambio social positivo, sin estigmas y con espacios seguros y de apoyo para personas LGBTI+.
Según la Asociación Euforia, Familias Trans-Aliadas, las cifras relativas a ideación de muerte y gestos autolíticos de jóvenes LGBTI+ son claramente superiores a los de la población general. Así, la probabilidad de ideación e intentos de suicidio es hasta siete veces mayor entre jóvenes LGBTI+ que entre sus contrapartes cisheterosexuales. (Euforia, 2021)
En la misma línea, según un estudio realizado en 2021 por The Trevor Project, ONG que opera en Estados Unidos y que supone una de las principales redes de prevención del suicidio para personas LGBTI+, el 45% de jóvenes LGBTI+ había considerado seriamente el suicidio en el último año y uno de cada cinco jóvenes trans* y no binaries había intentado suicidarse. Dichos porcentajes eran más elevados en personas racializadas, pertenecientes a minorías étnicas, por lo que la ONG alertaba de la importancia de la mirada interseccional en esta problemática.
Tras leer estos datos, lo primero que deberíamos preguntarnos es: ¿Hablamos de colectivos vulnerables o vulnerabilizados? ¿El malestar es por sus características o por la respuesta de la sociedad?
Sabemos que la violencia y los insultos son poderosas armas de control social, y que a menudo se dirigen a todo aquello que salga de lo «normal». Pero… ¿qué es lo «normal» en este contexto? «Normal» se refiere a que algo se ajusta a cierta norma, y en nuestra sociedad lo «normal» es lo que llamamos cisheteronormatividad: que una persona sea cisgénero (es decir: que no sea transgénero) y heterosexual.
La probabilidad de ideación e intentos de suicidio es hasta siete veces mayor entre jóvenes LGBTI+. Debemos preguntarnos: ¿Hablamos de de colectivos vulnerables o vulnerabilizados?
También entraría aquí lo relativo a la expresión de género (todos aquellos clichés, estereotipos o características que atribuimos a un género en un contexto sociocultural determinado). Salirse de dichos estereotipos o mandatos puede generar una respuesta de violencia (corrección), cambiante y vinculada a un contexto histórico, social y cultural. Asimismo, se han descrito sociedades en los cinco continentes donde se asume sin problema que existe más de un género y donde las personas trans* pueden ocupar, incluso, cargos socialmente destacados.
Impacto en la salud mental y en la integridad física
Ser LGTBI+ no es una enfermedad ni un trastorno, tal como confirmó la Organización Mundial de la Salud eliminando la transexualidad del capítulo de trastornos, para formar parte de un epígrafe denominado «condiciones relativas a la salud sexual», en 2018 (en 1990, la homosexualidad había salido ya de la lista), y la intersexualidad está considerada una posibilidad más dentro de un desarrollo sexual diverso.
Pero, desafortunadamente, salirse de la norma puede tener un impacto en la salud de la persona y en su integridad física.
Como plantea el Modelo de estrés de minorías (Meyer, 2003), las personas que pertenecen a minorías sexuales experimentan un estrés muy particular, de origen social, causado por los prejuicios y la discriminación del grupo mayoritario. Este estrés y el hecho de vivir situaciones de rechazo, tener que afrontar mayores retos, el ocultamiento, la vergüenza, el estigma, la amenaza… pueden derivar en problemas de salud mental (ansiedad, adicciones, estrés, desesperanza vital…), pero también en dolencias físicas (por no hablar de la lgbtifobia interiorizada).
Recordemos que hablamos de personas en las que, por edad y contexto, se dan dos particularidades:
- La persona joven carece de autonomía y herramientas de gestión plena de la situación y requiere de la intervención de figuras adultas aliadas.
- En ocasiones, la persona joven ha alertado de la situación (a veces de forma reiterada) sin que se haya llevado a cabo una acción protectora o reparadora.
Un cambio social y de mirada es posible
Para abordar esas cifras tan preocupantes, ¿deberíamos incidir únicamente en la persona o también en un cambio social y de mirada? Si la sociedad respondiera de otra manera frente a la diversidad sexual, si pusiéramos más medios para la prevención y el abordaje de la violencia intrafamiliar, si desestigmatizáramos las realidades LGBTI+, ¿las personas LGBTI+ querrían terminar con su sufrimiento y su vida?
Quizás las personas LGTBI+ no querrían terminar con su sufrimiento y con su vida si la sociedad respondiera de otra manera a la diversidad sexual.
Sabemos, pese a lo expuesto, que existen muchas personas jóvenes LGBTI+ que, afortunadamente, actualmente nacen y se desarrollan en entornos seguros, de amor incondicional, de libre expresión y exploración, y que experimentan, sobre todo, los malestares propios de su etapa vital. Y que gozan de éxito y reconocimiento social. Así mismo, existen escuelas que abordan y celebran de manera excelente la diversidad, y cada vez hay más territorios donde el respeto y protección de las realidades LGBTI+ se han instaurado.
Visibilizar estas historias para que también sirvan como referentes es muy importante.
¿Qué podemos hacer?
Si somos familia o una figura adulta de referencia para una persona LGBTI+:
- Mostrar amor y apoyo incondicional.
- Generar espacios seguros y de comunicación.
- Formar parte de su círculo de confianza.
Como parte de la sociedad:
- Apoyar iniciativas que promuevan el cambio social.
- Crear y fomentar espacios de atención, acompañamiento a personas LGBTI+… pero también de apoyo mutuo.
- Denunciar las situaciones lgbtifóbicas.
- Fomentar medidas que promuevan acceso a oportunidades formativas y laborales (incluso residenciales) a personas LGBTI+ con situaciones especialmente vulnerables o con mayor riesgo de exclusión social.
- No hablar por las personas LGTBI+ y darles voz para centrar el foco en ellas.
Los medios de comunicación también tienen una responsabilidad en este cambio de mirada, promoviendo la visibilidad de las realidades LGBTI+ desde una perspectiva positiva, libre de estigmas, y no únicamente como figuras vulnerables o receptoras de violencia.
Pese a que hemos avanzado en muchos aspectos como sociedad, aún quedan importantes –y urgentes- retos por resolver. Ante eso, no deberíamos tener ni poner excusas, sino medios. Hagámoslo.
Si tienes pensamientos suicidas, pide ayuda:
También puedes comunicarte con los servicios de emergencia locales de tu zona de residencia.
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024
Línea de atención a la conducta suicida -
061
Salut Respon -
900 925 555
Teléfono de prevención del suicidio de Barcelona