Envejecimiento activo y saludable: ¿de qué hablamos?
El 1 de enero de 2022 había 9.063.493 de personas de 65 años o más en España, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra supone un 19,09% de toda la población, un porcentaje que, según sus predicciones, llegará al 25,2% en 2033.
Los octogenarios ya representan el 6% de toda la población, y continuarán ganando peso en un proceso de sobreenvejecimiento cada vez más pronunciado; es decir, hay un aumento de la proporción de personas de edad avanzada en el conjunto de personas mayores. Y los centenarios empiezan a hacerse notar: 19.639 personas empadronadas (1.619 personas más que el año anterior). Las proyecciones para 2040 sugieren que podría haber más de 14,2 millones de personas mayores en España, un 27,4% de la población total.
Si se mantienen constantes los ritmos actuales de reducción de la incidencia de la mortalidad por cada grupo de edad, en 2030 la esperanza de vida en todo el territorio español será de 82,9 años para los hombres y de 87,7 para las mujeres. Con esta inminente realidad, detectamos la necesidad de repensar el envejecimiento y de replantearnos de qué manera queremos envejecer y en quién tiene que recaer la atención y el cuidado de las personas mayores. Sin duda, tenemos que imaginar un envejecimiento activo y saludable.
El envejecimiento saludable implica la prevención de enfermedades, la promoción de un estilo de vida activa y la creación de entornos amigables para las personas mayores, que fomenten la autonomía y la participación.
El envejecimiento saludable se basa en desarrollar y mantener la capacidad funcional y el bienestar en la vejez. Esto implica la prevención de enfermedades, la promoción de un estilo de vida activo y la creación de entornos amigables para las personas mayores, que fomenten la autonomía, la participación activa en la sociedad y la capacidad para gestionar la propia salud. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su documento Envejecimiento activo: un marco político, establece las acciones que hay que desarrollar para promover el envejecimiento activo, a partir de tres pilares básicos: la salud, la seguridad y la participación.
Estos pilares fundamentales nos hacen pensar en cómo daremos respuesta a las personas mayores y activas que buscan un desarrollo personal y cómo les haremos participar en su comunidad de manera significativa. Algunas de las claves para conseguirlo giran alrededor de estas acciones:
Promover la salud
Actualmente, el 10% de las personas de más de 65 años son frágiles. Tenemos que conseguir revertir la fragilidad y retrasar la discapacidad. La manera de hacerlo es seguir esta fórmula:
- Hacer ejercicio físico.
- Mantener una dieta neurosaludable.
- Cuidar el sueño.
- Fomentar las relaciones sociales.
Combatir la gerontofobia y luchar contra el edadismo
El miedo que se asocia a este tipo de fobia es la percepción errónea que tiene la persona sobre qué es la vejez. Hay personas que perciben a las personas mayores como enfermas, con discapacidad, vulnerables y frágiles. Un conjunto de adjetivos que pueden hacer generar un pensamiento muy negativo, hasta el punto de creer que un anciano es una carga para la sociedad. Todo este conjunto engloba el concepto de la vejez en un estado de declive total; una conclusión totalmente errónea.
La gerontofobia es un estado clínico y reúne todas las características para denominarse fobia, puesto que, entre otros síntomas, provoca un trastorno de ansiedad. Además, no solo se asocia este miedo al paso del tiempo o al hecho que puedas envejecer, sino que la persona que la sufre también tiene miedo a:
- Sentirse débil.
- Tener enfermedades asociadas a la edad.
- Tener deterioro cognitivo.
- Sufrir dolores físicos asociados a la falta de movilidad por la edad.
- Volverse dependiente.
- Desarrollar una discapacidad o pérdida de movilidad.
- Los cambios físicos: arrugas, manchas a la piel, flacidez…
Las personas con este trastorno psicológico pueden mostrar interés para mantener su aspecto físico lo más joven posible a base de operaciones y tratamientos de belleza. Pero la actitud más alarmista es que las personas con gerontofobia muestran rechazo, discriminación y desprecio a las personas mayores.
El edadismo está tan arraigado a nuestra conciencia que las mismas personas mayores justifican algunos de sus comportamientos culpando a su vejez.
Mientras que la gerontofobia es un trastorno psicológico asociado al miedo irracional al concepto de vejez, el edadismo es la visión asociada a este concepto. El edadismo, como el sexismo o el racismo, es un tipo de discriminación y, además, es muy frecuente en nuestra sociedad. Al final, se desprecia a la persona por el simple hecho de ser mayor y se considera que no puede ser útil y partícipe de la sociedad. El edadismo idolatra a la juventud, mientras que la tercera edad se percibe como improductiva.
El origen de estos estereotipos está en la misma sociedad y los vemos desde la primera infancia en libros, películas, programas de televisión o radio y chistes. Además, está tan arraigado a nuestra conciencia, que las personas mayores justifican ciertos comportamientos por culpa de su vejez.
Promover la vida en el hogar
El 82% de las personas mayores de España manifiesta que quiere envejecer en casa, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Pero el deseo a menudo comporta riesgos. En muchos casos, quedarse en casa no es una solución, porque las viviendas no se adaptan a las necesidades de los cuidados de estas personas y pueden acabar transformándose en “jaulas de oro" de las que no pueden salir, y, por lo tanto, se desvinculan de la comunidad.
El hogar puede llegar a ser sinónimo de aislamiento y soledad no deseada. Hay que pensar y desarrollar propuestas y alternativas que eviten el desarraigo de las personas mayores de su entorno y que permitan mantener intacto el derecho a decidir sobre la propia vida, ya sea donde han vivido toda la vida o en un lugar nuevo.
Han aparecido algunas respuestas que intentan aportar soluciones en este sentido, como el senior cohousing, una alternativa comunitaria para vivir la vejez de manera autogestionada, con servicios compartidos y apoyo mutuo entre iguales.
Combatir el tecnooptimismo y garantizar oportunidades de aprendizaje toda la vida
Cómo apunta Andrea Rosales, profesora de Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya: «Las personas mayores a menudo levantan la voz contra el tecnooptimismo imperante, tanto en la esfera privada como en la pública». Es decir, las personas mayores son un colectivo que ayuda a reflexionar sobre las utopías que plantean las nuevas tecnologías. La solución no siempre es que las personas se digitalicen. Por eso, Rosales añade: «La sociedad tendría que prestar más atención a la opinión de las personas mayores sobre cómo estamos haciendo evolucionar la sociedad, devolverles el lugar del sabio que tiene muchas cosas para compartir y reflexionar».
Además, tendremos que contemplar la necesidad de facilitar una educación y formación de calidad para todo el mundo. Solo así se podrán establecer las condiciones que darán respuesta a las necesidades educativas y garantizarán las posibilidades de acceso en los diferentes momentos vitales.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.