www.som360.org/es
Blog

¿Por qué las personas con TCA a menudo no quieren recibir ayuda?

Cómo ayudar a que tome conciencia del trastorno
Sara Bujalance Arguijo

Sara Bujalance Arguijo

Psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria. Directora
Associació contra l'Anorèxia i la Bulímia (ACAB)
consciencia trastorno tca

Resumen

Las personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) pueden tener una falta de conciencia del trastorno, que dificulta el reconocimiento del problema y la búsqueda de ayuda. En las personas adultas, se debe acompañar sin presión, fomentando la conciencia propia del TCA para que sean proactivas en su recuperación. El proceso de concienciación se apoya en el modelo de Prochaska, que identifica distintas fases de cambio, y en encontrar motivaciones personales más fuertes que el TCA. Es clave el apoyo incondicional y el trabajo en equipo entre la persona afectada, la familia y profesionales para superar el TCA.
Leer másmenos

Una de las características de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) que se da con bastante frecuencia y que es difícil de abordar es lo que llamamos como falta de conciencia del trastorno. Es decir, la dificultad que tiene la persona con un TCA a la hora de identificar, entender y aceptar el trastorno. Esta falta de conciencia puede ser total o parcial. Si es parcial nos encontraremos con que la persona se siente ambivalente respecto a si tiene o no tiene un TCA y, por tanto, es probable que, en ocasiones, sea capaz de identificar el trastorno y sentirse con predisposición de pedir ayuda y, en otras ocasiones en cambio, se cierre mostrando poca o ninguna predisposición a recibir ayuda. Todo esto es muy relevante porque para poder recuperarse de un TCA es fundamental iniciar, mantenerse y colaborar con el equipo de profesionales que proporcionarán un tratamiento especializado. Si la falta de conciencia es total, nos encontraremos que la persona, a pesar de estar sufriendo mucho a causa del trastorno, no tiene la capacidad de identificarlo y probablemente no sentirá predisposición a recibir ayuda.

adolescente familia

Ahora ya sabemos que nuestra hija tiene un TCA. ¿Qué hacemos?

Esta falta de conciencia del trastorno y las consecuencias asociadas acostumbran a provocar mucha preocupación y desesperación en el entorno más cercano de la persona con TCA: familia, amistades, parejas, etc. A menudo sienten frustración e impotencia cuando sospechan que la persona querida tiene un problema de conducta alimentaria, pero que se irrita cuando intentan hablar de ello, que no quiere ir al médico, que persiste en las conductas propias del TCA, etc.

¿Qué podemos hacer cuando una persona querida tiene un TCA pero no tiene la capacidad de identificarlo?

En el caso de que se trate de una persona menor de edad

Cuando la persona es menor de edad la decisión legal sobre si debe hacer tratamiento o no recae en su familia o tutores legales, de manera que, aunque se niegue a recibir ayuda, la recibirá si las personas adultas de referencia así lo deciden. Pero a pesar de tener esta garantía es muy importante que, en medida de lo posible, la persona menor de edad acceda de manera voluntaria a hacer tratamiento porque desde el punto de vista terapéutico es mucho más beneficioso. Es necesario, pues, tratarlo con mucha comprensión y afecto hacia la persona afectada, a la vez que mostramos firmeza y determinación en la lucha contra TCA. Debemos procurar implicarla y empoderarla ante el trastorno, permitirle ser parte activa de su proceso de recuperación, escuchando más y mejor y no caer en actitudes sobreprotectoras. Sólo en casos muy extremos en los que la persona puede estar en una situación de riesgo vital inminente, la familia tiene la potestad de autorizar un ingreso para salvar la vida del hijo o hija, tenga o no conciencia del trastorno.

En el caso de que se trate de una persona mayor de edad

Si la persona no siente predisposición a recibir ayuda, pero no está en una situación de riesgo vital, deberemos llenarnos de paciencia, comprensión y herramientas de acompañamiento porque nuestro apoyo será fundamental para ayudar a la persona a tomar conciencia del TCA. A pesar de todo, debemos tener muy claro desde un inicio que no la podemos obligar a seguir un tratamiento. De hecho, es muy importante que dirijamos nuestro acompañamiento no con la finalidad de convencerla o razonar con la persona que tiene el TCA para que entienda qué le está pasando y vaya al médico, sino que es mucho más efectivo que nos concentremos en acompañarla desde el respeto y la comprensión, sin presión ni juicios. Por lo tanto, lo que sí será útil es que, en este acompañamiento, cálido desde el punto de vista emocional, pero también firme desde nuestra estabilidad, invitemos a la persona a reflexionar sobre sí misma con el objetivo de favorecer que de manera autónoma vaya identificando el TCA. Iniciar un tratamiento de manera forzada no sería, desde el punto de vista terapéutico, la manera más facilitadora. Por eso es importante que la persona tenga conciencia del trastorno y pueda ser parte activa de su propio proceso de recuperación.

pareja tca

Cómo actuar cuando la pareja tiene un TCA

Si observamos o sospechamos que la persona está en una situación de riesgo vital (infrapeso severo, alteración de las constantes vitales, intentos de suicidio) y, a pesar de haber intentado hablar y meditar con ella la necesidad de ir al hospital para evitar la muerte, no siente predisposición a recibir asistencia médica, deberemos valorar la posibilidad de pedir un ingreso involuntario. En este punto es importante recordar que un ingreso involuntario debe ser la última alternativa y siempre con la finalidad de salvar la vida de la persona. Recordemos que, cuanto más implicada y consciente se sienta la persona en el momento de llevar a cabo un tratamiento especializado, más probabilidad hay de que evolucione favorablemente.

¿Cómo puede una persona con TCA tomar conciencia de lo que le pasa?

No hay una respuesta definitiva ante esta inquietud y, como en tantas situaciones, dependerá de cada caso del punto concreto en el que está la persona, de si ha hecho tratamientos con anterioridad y cómo han sido, de la red de apoyo psicosocial que tiene, de si existen otros trastornos comórbidos, etc. Hay, sin embargo, dos elementos, de manera general, que sí podemos tener en cuenta a la hora de intentar ayudar a alguien que tiene un TCA a tomar conciencia del trastorno:

Transitando por el ciclo de predisposición al cambio

Este modelo descrito por James Prochaska determina las diferentes fases por las que transita una persona cuando se siente en una situación de dilema entre dos opciones que son, en principio, incompatibles entre sí, y experimenta un conflicto interno a la hora de tomar una decisión. Este modelo se aplica en muchas de las situaciones en las que existe un dilema personal y tradicionalmente se ha tenido en cuenta en personas que, por ejemplo, quieren dejar de fumar (por un lado, quiero dejar de fumar, pero por el otro mi cuerpo me empuja a seguir fumando). En personas que tienen un TCA se aplica bastante bien por esta ambivalencia típica de la que hablábamos en la introducción de este artículo: «quiero superar el TCA, pero no quiero comer», «quiero superar el TCA, pero no quiero engordar», «quiero superar el TCA, pero no quiero hacer tratamiento», etc., y, a la hora de acompañar a la persona, nos permitirá modular mejor nuestro acompañamiento.

Tradicionalmente el modelo de cambio de ciclo de cambio de Prochaska describe 5 fases, que, aplicadas al TCA, son las siguientes:

  • Precontemplación: esta es la fase en la que la persona no tiene ninguna conciencia del trastorno. No lo identifica y, por tanto, es habitual que atribuya otros aspectos como causa de su sufrimiento (mis padres no me entienden, el problema es que me sobra peso, etc.). En esta fase no hay ambivalencia, la persona no tiene un dilema, sino que está «secuestrada» casi por completo por el trastorno.
  • Contemplación: en esta fase la persona, tal como indica el propio nombre, contempla la posibilidad de que exista un problema con la comida y el cuerpo. En esta fase sí hay ambivalencia, la persona empieza a dudar, y a partir de estas dudas podrá ir adquiriendo mejor conciencia del trastorno.
  • Determinación: en esta fase la persona, aún ambivalente, es consciente del problema que existe. Quizá sea capaz de ponerle nombre, trastorno de la conducta alimentaria, pero aún presentará dificultades para ponerse en marcha y dar los pasos necesarios para abordarlo.
  • Acción: en esta fase la persona ya llevará a cabo acciones para superar el TCA como, por ejemplo, iniciar un tratamiento especializado con un equipo clínico. Se sentirá aún ambivalente y con dudas, pero contará con suficiente autonomía como para involucrarse con el tratamiento.
  • Mantenimiento: en este punto la persona se sentirá, de manera bastante estable y persistente, firme ante el TCA y eso le permitirá vincularse al tratamiento y, progresivamente, recuperar el control que el TCA le tomó sobre su vida y su bienestar.

Una vez descritas las fases por las que transita una persona con TCA en cuanto a la conciencia del trastorno, es importante que tengamos en cuenta que, lo más habitual, es que esta evolución sea irregular, avanzando y retrocediendo constantemente. Para entenderlo nos podemos imaginar que la persona y el TCA están echando un pulso: a veces, la persona tiene más fuerza, y otras el TCA gana el pulso. La finalidad es entender esta evolución irregular y poner la mirada en el objetivo final, que es que la persona se vaya haciendo fuerte progresivamente ante el TCA y lo supere definitivamente.

Encontrando las motivaciones más fuertes que el propio TCA

Además de las fases de cambio que hemos descrito antes, otro elemento que es importante a tener en cuenta es la motivación (o motivaciones) que tenga la persona para salir del TCA. A menudo decimos que sales de un TCA cuando tienes una motivación mayor que adelgazar.

Cuando hablamos de motivación nos referimos a hitos que despiertan interés e ilusión en la persona. Es importante que estos logros sean lo suficientemente estimulantes, pero también realistas, dado que en un contexto de TCA es habitual que la persona sea demasiado autoexigente y lo que no queremos es reforzar esta conducta. Ejemplos de metas estimulantes podemos encontrar muchos: estudiar, viajar, hacer planes con las amistades, recuperar la práctica de un deporte o actividad de ocio, tener una pareja, tener hijos, tener una mascota... Hay tantas motivaciones como personas, la clave reside en que sean realmente estimulantes para quien se debe recuperar del TCA. Estos logros (o deseos, sueños, proyectos de futuro, lo podemos llamar como queramos) formarán buena parte del trabajo terapéutico con el equipo terapéutico y el apoyo de la familia, dado que la finalidad del tratamiento es recuperar una vida normalizada en la que entran todas estas metas. Sin motivación será más difícil plantar cara al TCA. En el caso de que la persona tenga dificultad para sentir motivación por algún proyecto en concreto la recomendación será intentar ayudarla a encontrar esta motivación. Además, debemos tener en cuenta que cuando una persona está deprimida y está «secuestrada» por la obsesión por adelgazar, es posible que encontrar una motivación sea todo un reto en sí mismo.

Mare i filla TCA

La importancia de la familia en el abordaje de los trastornos de la conducta alimentaria

Para ayudar a la persona a encontrar una motivación podemos plantearle preguntas como:

  • ¿Cómo te gustaría verte de aquí 5 años? ¿Qué crees que hace falta para conseguirlo? ¿Y para disfrutarlo?
  • Siempre me habías dicho que te gustaría (viajar, estudiar una determinada carrera, tener muchos hijos, etc.), ¿sigue atrayéndote esta idea?
  • Si no siente ninguna motivación en particular: ¿Te gustaría encontrar algo que te motive? Si te parece bien puedo acompañarte pensando y explorando opciones

¿Qué más ayudará a la persona a tomar conciencia del TCA?

Teniendo en cuenta todo lo ya expuesto, el ciclo de predisposición al cambio y la importancia de sentir motivación por uno o más proyectos vitales, a la hora de hacer frente al TCA y sentir la necesidad de superarlo también es muy importante que la persona pueda ver lo que llamamos costes del trastorno. Nos referimos a costes en relación a todo aquello que el TCA no le permite hacer a la persona o, a pesar de poder hacerlo, no lo puede disfrutar. Buenos ejemplos de ello son ir a la playa, salir a cenar con otras personas, disfrutar de un viaje, etc. 

Para ayudar a la persona a identificar los costes del trastorno le podemos plantear preguntas como:

  • ¿Crees que hay algo que te gustaría hacer y que toda esta situación (TCA) no te lo permite? / Si este problema (TCA) no estuviera, ¿harías cosas que ahora no estás haciendo? Si es que sí, ¿qué cosas?
  •  ¿Puedes disfrutar de las cosas que haces? ¿Crees que este problema (el TCA) puede estar dificultando que disfrutes de las cosas que antes te gustaban?
  • Si pudieras hacer desaparecer este problema (TCA), ¿qué sería diferente en tu vida?

Por último, pero no menos importante, un mensaje que será fundamental en todo el proceso de recuperación es hacerle llegar nuestro apoyo incondicional y el concepto de que somos un equipo ante el TCA, cada uno asumiendo la responsabilidad que le toca, pero un gran trabajo en equipo entre la persona directamente afectada, el equipo terapéutico y la familia. Recordémosle, pues, que no está sola, que no se debe enfrentar sola al TCA y que entre todos formamos el equipo necesario para superarlo.

Enfrentarse a un TCA, ya sea en primera persona o como familiar, puede ser difícil y doloroso. Por este motivo el apoyo y asesoramiento recibidos durante todo este proceso son de mucha utilidad. Desde la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia podemos ayudaros durante todo este proceso, solo hace falta que contactéis con nosotros.